Doña Margarita volvió a sonreír en Jamiltepec
La vida de la señora Margarita Vásquez ha estado marcada por una serie de desafíos que la han llevado a navegar por un camino lleno de obstáculos. Desde hace más de ocho años, Margarita no ha podido caminar debido a una enfermedad que limita su movilidad. Aun así, su espíritu ha permanecido intacto, enfrentándose a la vida con valentía y determinación. La fractura en su pierna derecha, que le fue diagnosticada hace unos años, complicó aún más su situación, impidiendo cualquier intento de rehabilitación.
La diabetes también se ha convertido en una compañera constante en su vida, exigiendo cuidados diarios y una atención que requiere disciplina y esfuerzo. Sin embargo, la mayor dificultad se presentaba a la hora de desplazarse. Su silla de ruedas, que había sido su aliada durante tantos años, comenzó a mostrar signos de desgaste. Con el tiempo y el uso, las ruedas se aflojaron y los frenos dejaron de funcionar, convirtiéndose en un objeto que le recordaba sus limitaciones más que su independencia.
Fue bajo la actual administración del profesor Auberto Ramos Acevedo que llegó un rayo de esperanza para Margarita. Gracias a su gestión y dedicación, la señora Vásquez finalmente obtuvo una nueva silla de ruedas. Este gesto, aunque simple en apariencia, significó el rescate de su autonomía y dignidad. Ahora, con una nueva herramienta para moverse, Margarita puede retomar sus paseos al parque, visitar a amigos y sentir nuevamente el viento en su rostro. Es un testimonio del poder de la solidaridad y el compromiso social.
