“El borracho llora y sufre; anda en pleitos y se queja, lo hieren sin motivo y le ponen los ojos morados. Eso le pasa por borracho, y por probar nuevas bebidas.” Proverbios 23:29-30 TLA
Les cuento rápido, la primera vez que probé el alcohol fue en su presentación de Bacardi, tenia alrededor de once años de edad; un ”amigo” un poco mayor que yo, me invitó y me emborraché.
Llegue a la casa eufórico, bajo los efectos de la embriaguez y mi mamá se dio cuenta mi estado, hice algunas ridiculeces y, creo que me dormí, y esta conducta siguió varias veces.
Crecí en un ambiente alcohólico, mi papá además de ser un hombre trabajador, también era borracho, es la imagen que tengo de mi niñez, recuerdo que todas las noches lo veía borracho, con su caguama viendo el béisbol.
Otras veces, sacaba su machismo, llegaba por las noches, y golpeaba a mi mamá y le exigía que le hiciera de comer, mi mamá accedía, era un escándalo que todos nos despertábamos.
Muchas veces lo vi llegar corriendo por un machete porque se había peleado con alguien; otras veces la gente llegaba a avisarnos que estaba tirado en tal lugar y, con la pena, íbamos a traerlo.
Mis abuelos también fueron borrachos, uno se volvió un teporocho, yo lo vi muchas veces revolviendo el alcohol etílico con agua para tomárselo; mi otro abuelo, era muy religioso, todos los domingos iba a misa y saliendo compraba su aguardiente y se emborrachaba.
Quiérase o no, el alcohol que es una droga legal, causa muchas situaciones en la sociedad; se ha descontrolado su consumo, afecta a todos, pobres o ricos; pero forma parte de la cultura.
La Biblia, llama a tener cuidado con su consumo, a evitarlo si es posible, es mejor la abstinencia que la embriaguez, si la recomienda moderadamente y también para uso medicinal, para los problemas estomacales.
Cada uno sabe qué hacer frente al alcohol, los que tuvimos muchos problemas por el alcohol, mejor la evitamos.
¡¡Ánimo!!
