La Raya Pinotepa Nacional: en memoria de Leonel Caballero Guzmán

En Memoria de Leonel Caballero Guzmán.

Llegué a este lugar cuando aún no estaba poblado ahí por los años 1950, la tierra estaba libre no tenía dueños, era un lugar solitario con tan solo 3 casas, mismos que estaban habitando en un solo lugar.

La única forma de poder vivir era hacer siembra de nuestros propios alimentos, los cuales eran muy escasos, como el maíz y el frijol, muchas de las veces no se tenía estos alimentos, así que se tenía que recurrir a buscar camotes monteses o plátanos para poder hacer lo que nosotros le llamamos quebradas.

En tiempos de lluvias nos teníamos que prevenir ya que en ese tiempo no teníamos luz eléctrica, nuestra luz eran las velas de cera de abeja, y candiles que hacíamos con botellas de vidrio y un trapo lleno de gasolina, no solíamos estar despierto mucho tiempo, ya que solo esperábamos a que el sol se ocultara para poder dormir.

A pesar de que carecíamos de algunas cosas que ahora se tienen, había otras cosas en abundancia, el agua en los arroyos nunca hacía falta y, que yo recuerde, desde el mes de mayo, que iniciaban las lluvias, no paraban hasta que finalizaban en octubre.

Conforme fueron pasando los años, la comunidad fue creciendo un poco más, los terrenos fueron encerrados por los señores de la comunidad, él tenía un poco más de recursos económico pues encerraba más y así, hasta el punto que todos ya tenían sus lugares propios para sembrar y vivir.

Cuando la comunidad creció más, se reconoció como agencia, y se tenía que poner un nombre, así que como aquí era la línea de división entre, Pinotepa Nacional y Pinotepa de Don Luis, terminaron llamando “La Raya”, esto fue un impulso para que ya se nombrara un agente, el cual se encargaría de ver por la comunidad, y las necesidades que se tenía.

Como la única manera de llegar a Pinotepa era a través de camino que la gente hacía, se tuvo que abrir una carretera la cual vendría siendo la principal hasta hoy.

La luz eléctrica se logró a tanto esfuerzo, como parte de la costumbre, a través de tequios que se hacían se lograron poner postes de cemento mismos que llevaría la luz eléctrica hasta el pueblo.

A pesar de no tener recursos en el pueblo, nunca hacia faltas las fiestas, que podíamos disfrutar con un radio, viejito que yo tenía, a veces ni me daba cuenta y cuando llegaba ya estaba la música y había unas mujeres de la comunidad bailando, hasta que se cansaban y cada quien se iba para sus casas.

Los juegos como las escondidas, la mata tena, las canicas, el palomo y otros juegos que nos inventábamos, nunca hacían falta.

Para poder ganar dinero teníamos que ir de peón al campo con los señores que tenía más recursos y pagaban para sacar sus siembras, en un día de peón ganábamos de 20 centavos hasta 50 centavos al día, con ese dinero nos surtíamos en Pinotepa y comprábamos tela para hacer nuestra ropa.

La verdad muchas cosas han cambiado, para bien o para mal, pero de algo estoy seguro, esas cosas que yo viví, no creo que vuelvan a regresar.

De Dan Gutiérrez

También podría gustarte
Comentarios
Loading...

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Acepto Leer más

A %d blogueros les gusta esto: