¿Cómo podría definirse a un político mexicano?

Opinión

Por: Francisco Carlos Zárate Ruiz

Para buscar la definición de un político mexicano, debe empezarse por aceptar que todos los mexicanos nos sentimos políticos, aunque de política no conozcamos siquiera las vocales. Eso ha quedado demostrado en el ámbito político federal, estatal y municipal, un sin número de veces, pues nadie ha rechazado un puesto político chico, mediano o grande y han hecho el ridículo en público cuando abren la boca para opinar (los que opinan) o para dar discursos, que es lo que les apasiona.

Pocos, muy pocos personajes de la llamada clase política tienen capacitación académica y práctica en el servicio público, pues la mayoría de los nombramientos son el producto de las relaciones políticas (entiéndase servilismo, favores cobrados y nepotismo, (por citar sólo tres), ya que el Servicio Profesional de Carrera sirve (si es que sirve) para contratar a los trabajadores de base, pues desde los mandos medios hasta el presidente de la República, son elegidos y/o votados por intercesión de los partidos políticos, sin examen alguno que los distinga de los demás.

El Servicio profesional de carrera tiene como requisitos para ser funcionario público: El mérito. Igualdad de oportunidad. Legalidad. Imparcialidad. Vocación de servicio. Objetividad. Eficiencia, y Lealtad institucional. Si eso se aplicara a todos los políticos en funciones, quedarían muy pocos, quizá sólo por la lealtad (cuando no la traicionan) a quien les otorgó el cargo.

Los partidos políticos deben, por mandato legal, formar cuadros políticos; es decir, escoger a los mejores de entre sus partidarios y darles capacitación, principalmente, acerca de lo que significa ser un gobernante o un legislador. El Poder Judicial se cuece aparte, aunque su integración deba ser, como la de los otros dos poderes, por votación popular.

En el ámbito municipal es más evidente la incapacidad académica y práctica de los aspirantes a presidentes municipales y de los que están en funciones, pues casi ninguno ha desempeñado un puesto público antes de lanzarse al ruedo de la politiquería. Siendo generoso, debo decir que casi todos son improvisados de la política: ingenieros, doctores, comerciantes, militares retirados, etc. que cuando mucho han sido regidores en otros ayuntamientos y que han aprendido, como los aprendices de mecánicos, sólo las mañas de sus maestros.

Hay otros que han transitado los vericuetos de la “polaca” local o regional, en los mejores casos, sólo como gestores de las comunidades municipales, pero que, como los otros, sienten que merecen encabezar el ayuntamiento.

Entonces, concluyo, definir a un político únicamente es posible desde sus incapacidades y falta de valores morales, mas no desde sus virtudes, sobre todo la vocación de servicio.

P.D. Quien en estos temas colabora tiene nombres y apellidos, que aparecen al principio de cada escrito; tiene casa en Pinotepa y le conocen algunos que, como él, son viejos de la penúltima (¿o última?) edad.

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