Perro, no come carne de perro

Opinión

Por: Francisco Carlos Zárate Ruiz

Es una tradición, en México y el mundo, que los políticos (como los empresarios, los militares y las cúpulas religiosas) se cubren y se defienden unos a otros. Esa práctica produce la complicidad entre grupos de diferente ideología y la impunidad generalizada, con lo que resulta casi imposible distinguir entre los que dicen la verdad al pueblo y los que mienten consuetudinariamente. Para describir esa nefasta característica, el pueblo dice coloquialmente “Perro, no come carne de perro”, expresando con ello que los políticos, y los otros, no atacan a los de su especie moral y/o de su actividad profesional.

Entre los ejemplos más descriptivos y más recientes, podemos citar el de los ex presidentes de la república Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Cedillo, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, cuyas acciones de gobierno son más que evidentes atropellos a las leyes, al bienestar del pueblo y a la moral pública y, sin embargo, ninguno le exigió cuentas a su antecesor y todos siguen tan campantes como Johny Walker, gastándose en “las Uropas” el producto del esfuerzo del pueblo mexicano, sin ninguna preocupación. Andrés Manuel López Obrador incluido, de alguna manera “le lavó la cara” a Enrique Peña Nieto, como reconocimiento a que no le puso obstáculos para llegar a la Presidencia de la República y se negó a la posibilidad de enjuiciar a esos traidores a la nación.

Pero esa falta de aplicación de las leyes a los funcionarios corruptos no es exclusiva para los presidentes de la república, pues todos (perdón por la totalización, pero el 99.9% es de hecho la totalidad) los políticos son como los animales dañinos: les cierran un portillo y abren otro, más grande y más efectivo, y la cerca del servicio público mexicano está completamente desportillada. Veamos:

MORENA, que como aseguran sus miembros más conspicuos, gobernará durante muchos sexenios, ha estado recurriendo a dizque movimientos estratégicos (y pragmáticos) con la finalidad de conservar la mayoría calificada en el Congreso de la Unión. Por esa razón, incorporó a sus filas al impresentable hijo de otro impresentable del mismo nombre: Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo de Miguel Ángel Yunes Linares.

Gerardo Fernández Noroña, en una entrevista que le hizo un periodista, defendió esa postura, aduciendo que sin el voto de Yunes, MORENA no alcanzaba la mayoría calificada para llevar adelante sus proyectos legislativos, que son tan importantes; y aunque eso es inatacable, el sumar al movimiento político en el poder, a individuos con una ética discutible (por decir lo menos), va minando la confianza del electorado, máxime si consideramos que hay otros elementos negativos que se suman al ultra pragmatismo que se manifiesta en el quehacer político.

Uno de esos elementos es el nepotismo que está presente en todos los estados y los municipios. La familia Monreal en Zacatecas, los Figueroa y los Salgado en Guerrero, los Murat en Oaxaca, y un largo etcétera que configura cacicazgos estatales y municipales. Otro elemento que se suma, para mal, al pragmatismo a ultranza, es la figura electoral de los candidatos de Representación Proporcional, mejor conocidos como plurinominales, que integran el llamado “chapulineo” (que brincan de un partido a otro, sin importar la ideología) y que sirve a los corruptos para protegerse de la acción de la justicia.

Pero, el elemento más importante que persiguen todos los políticos con cola muy larga que les pisen, es el fuero constitucional que Fernández Noroña no quiere que desaparezca porque protege principalmente al Presidente de la República en turno. Y eso estaría muy bien si todos los políticos tuvieran la honradez como signo distintivo, pues el fuero cobija también a gobernadores, diputados y senadores que como decimos “hay que joderse” para encontrar uno que esté libre de alguna de las formas de corrupción. Ya se escuchan algunas voces en las redes sociales que dicen que está bien: que no desaparezca el fuero, pero que se acote, que se le ponga una barrera que impida que se use para proteger a pillos.

Yo creo que esa reforma constitucional debiera incluir la eliminación de la figura electoral de Representación Proporcional (los “pluris”), la modificación de la integración de la Mayoría Calificada, y la acotación del fuero para quitárselo a los pillos (no importa que se saturen las cárceles) sin recurrir al engorroso y manipulable juicio político. Formas de lograr lo que se acuerde, las hay, sólo se necesita voluntad política, fincada en la aspiración de hacer de la representación del pueblo un oficio honorable.

Pinotepa de los pueblos originarios y afromexicanos. 28/03/2025.

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