Por Aleida Paredes
Hoy, 9 de agosto, conmemoramos el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Este día debe impulsarnos a reflexionar sobre una verdad incómoda: aunque representan cerca del 6 % de la población mundial, los pueblos indígenas constituyen al menos el 15 % de las personas que vive en extrema pobreza.
En cuando a educación y calidad de vida hay cifras que exigen acción:
• En México, solo 6.4 % de los hombres y 5.1 % de las mujeres indígenas acceden a educación superior.
• A nivel global, casi la mitad de los trabajadores indígenas carecen de educación formal—un porcentaje mayor entre las mujeres.
• La esperanza de vida de los pueblos indígenas puede ser hasta 20 años menor que la de otros grupos.
• En Estados Unidos, los pueblos indígenas enfrentan tasas de pobreza casi el doble que la media nacional (25.9 % vs. 12.8 %) y resultados de salud significativamente peores, desde mortalidad infantil hasta enfermedades crónicas.
La premisa central del liberalismo clásico es la igualdad ante la ley y la libertad individual como base del progreso. Bajo esta luz, propongo:
1. Garantizar derechos de propiedad y seguridad jurídica sobre sus tierras ancestrales—esenciales para la estabilidad, inversión y el acceso al crédito.
2. Eliminar barreras legales y burocráticas que obstaculicen el acceso a la educación y servicios de salud, facilitando su participación plena en la economía formal.
3. Valorar la lengua, cultura e historia indígena, sin perder el enfoque en brindarles herramientas modernas del mercado y del capital humano.
4. Crear incentivos fiscales y financieros (becas, microcréditos, incubadoras de empresa) dirigidos especialmente a emprendedores indígenas.
5. Asegurar igualdad de trato en tribunales e instituciones, con comisiones independientes y participación auténtica de las comunidades para monitorear la aplicación de sus derechos.
Este impulso liberal debe orientarse a una economía que no solo sea para todos, sino con todos.
Comparto algunos ejemplos reales y recientes donde principios del liberalismo clásico aplicados a pueblos indígenas han generado resultados positivos:
El sistema neozelandés incluyó inmersión temprana en lengua maorí combinada con habilidades STEM y empresariales.
• Resultado: la tasa de graduación universitaria de estudiantes maoríes creció del 9 % en 1990 al 27 % en 2022, y la participación en negocios propios creció un 40 %.
• Clave liberal: integración plena al mercado sin perder identidad cultural.
El Aboriginal Program en Canadá ofrece microcréditos, formación empresarial y eliminación de trabas regulatorias para negocios en reservas indígenas.
• Resultado: más de 3,000 pequeñas empresas creadas en 10 años, con una tasa de supervivencia del 70 % a los cinco años (muy por encima del promedio nacional).
En comunidades San (Botsuana), el gobierno impulsó un modelo de propiedad comunitaria transferible y contratos claros de explotación de recursos naturales (turismo y caza controlada).
• Resultado: ingresos comunitarios sostenidos y reducción de la pobreza extrema del 57 % al 27 % en 15 años.
En síntesis, los pueblos indígenas enfrentan desigualdades múltiples y persistentes en educación, salud y oportunidades económicas. Solo reconociéndolos como iguales ante la ley, y generando condiciones para su plena participación en el mercado y la justicia, podremos construir una sociedad genuinamente inclusiva y próspera.
En el sistema socioeconómico político actual se perpetuará la pobreza no sólo para los pueblos indígenas, sino para todos.
México necesita un #CambioDeSistema y ningún partido político habla al respecto, todos quieren perpetuarlo. Te invito a conocer la propuesta de LIBEREMOS.MX y sumarte a nuestro 1er Encuentro Nacional los días 26 y 27 de septiembre en #Querétaro.
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